1. Reconocer que el envejecimiento de la población es inevitable y que es
necesario preparar adecuadamente a todos los interesados directos
(gobiernos, entidades de la sociedad civil y del sector privado,
comunidades y familias) para el creciente número de personas de edad.
Esto debería realizarse fortaleciendo la comprensión y las capacidades
nacionales y locales y estableciendo las reformas políticas, económicas y
sociales que se necesitan a fin de adaptar las sociedades a un mundo en
proceso de envejecimiento.
2. Asegurar que las personas de edad puedan vivir en condiciones de
dignidad y seguridad, disfrutando del acceso a servicios sociales y de
salud esenciales y que puedan disponer de un ingreso mínimo mediante
el establecimiento de medidas mínimas de protección social y otras
inversiones sociales que prolonguen su autonomía e independencia,
prevengan el empobrecimiento en la vejez y contribuyan a un
envejecimiento en condiciones más saludables. Esas acciones deben
basarse en una visión a largo plazo y deben apoyarse en un firme
compromiso político y un presupuesto asegurado que prevenga efectos
negativos en tiempos de crisis o de cambios gubernamentales.
3. Ayudar a las comunidades y a las familias a establecer sistemas de apoyo
que aseguren que las personas mayores frágiles reciban la atención de
larga duración necesaria y promover un envejecimiento activo y en
condiciones saludables a nivel local de modo de facilitar el
envejecimiento en la misma comunidad.
4. Efectuar inversiones en los jóvenes de hoy, promoviendo los hábitos
saludables y ofreciendo oportunidades de educación y empleo, acceso a
servicios de salud y cobertura de seguridad social a todos los
trabajadores, como la mejor inversión para mejorar las vidas de futuras
generaciones de personas mayores. Es preciso promover el empleo
flexible, el aprendizaje permanente a lo largo de toda la vida y las
oportunidades de actualizar la capacitación, de modo de facilitar la
integración en el mercado laboral de las actuales generaciones de
personas de edad.
5. Apoyar esfuerzos internacionales y nacionales encaminados a efectuar
investigaciones comparativas sobre el envejecimiento y asegurar que
los datos y evidencias, con sensibilidad de género y cuestiones
socio-culturales, estén disponibles para basar en ellos la formulación de
políticas.
6. Incorporar el envejecimiento en todas las políticas relacionadas con
cuestiones de género, y las cuestiones de género en todas las políticas
atinentes al envejecimiento, tomando en cuenta las necesidades
específicas de las mujeres y los hombres de edad.
7. Asegurar la inclusión del envejecimiento y las necesidades de las
personas de edad en todas las políticas y programas nacionales de
desarrollo.
8. Asegurar la inclusión del envejecimiento y de las necesidades de las
personas de edad en las respuestas humanitarias nacionales, los planes
de mitigación y adaptación al cambio climático y los programas de
manejo y preparación de desastres.
9. Asegurar que las cuestiones relativas al envejecimiento se reflejen
adecuadamente en la agenda de desarrollo mas allá del 2015, incluido el
establecimiento de objetivos e indicadores concretos.
10. Desarrollar una nueva cultura basada en los derechos humanos de las
personas mayores y promover un cambio de mentalidad y de actitudes
sociales con respecto al envejecimiento y las personas mayores, que no
deben ser consideradas meros receptores de medidas de bienestar
social, sino miembros activos que contribuyen a la sociedad. Para esto es
necesario, entre otras cosas, impulsar la formulación de instrumentos
internacionales de derechos humanos y traducirlos en leyes y
reglamentaciones nacionales y medidas afirmativas que contrarresten
la discriminación por motivos de edad y reconozcan a las personas de
edad como sujetos autónomos.
Fuente:
Hiperenlace :
No hay comentarios:
Publicar un comentario